lunes, 7 de diciembre de 2015

VCF: Regenerando ilusión

Cuando echo la vista atrás y me leo diciendo que tenemos a Nuno para rato, creyendo firmemente que la confianza en el portugués por parte de Lim sería infinita e incondicional, me veo en un error de peso, ése mismo que nos hemos quitado de encima cuando comprobamos, alegres, que extirpado el quiste se acabó el cancer. Aunque la frase suene fea, se aplica perfectamente al estado (sobretodo) anímico en el ambiente valencianista.

Me insisto en la idea de que los futbolistas no lo daban todo, que se emperraron en dar visibilidad a una situación en la que no estaban contentos, en la que no querían continuar, y que o se ponía remedio en forma de cese al entrenador, o la línea descendente de juego y resultados nos llevaban irremediablemente a un nuevo fracaso de club y equipo. Similar al de 2008. Otra vez, otra temporada más. Ellos denunciaron, a su manera, seguro que no de la más acertada, porque su manera afectaba a los intereses del Valencia, perdiendo partidos, perjudicando su imagen. Ni ayudaba a alcanzar los objetivos deportivos, ni económicos.

Cuando el sábado los veías correr y luchar, apoyándose, solidarizándose unos con otros, comprometidos y disciplinados, se mostraban unos valores en ausencia en los últimos meses. Algo en el que no me creo que dependa originalmente de una instrucción en la pizarra. Como en cualquier trabajo, los empleados mostraron su descontento a su manera, que no quiere decir que fuera la mejor. Pero ahora ya eso es análisis en diferido. Cada cual tendrá que sacar jugo a una valoración que debería haber dado más de sí en tiempos cercanos, pero ahora ya siempre en pasado. Desde ya toca mirar hacia delante.

No sé si es virtud o defecto, pero una vez va a iniciarse un nuevo ciclo importante en mi vida personal (cambio de casa, de trabajo...etc) se me apodera una ilusión desbordante. Como si fuera imposible pensar que las cosas van a salir mal, o peor. Como la función del fuego en fallas, purificador y renovador. Todo empieza de nuevo, y con ello las nuevas y buenas sensaciones. No importan las circunstancias ni la situación real. Todo va a salir bien. Porque sí, porque no puede ser de otra manera. Y empiezo a imaginarme todo lo bueno que me tiene que pasar. Y con el fútbol no es una excepción. Me pasó incluso con Valdano, alguien a quien ni tragaba como persona, ni confiaba como entrenador. Pero me quise creer que mi Valencia jugaría como los dibujos animados, basando su estilo demoledor y a la vez divertido en un 4-4-2 con rombo insultante e inapelable para los rivales.

Ya sabéis que no fue así, pero yo en un principio tuve esa fe e ilusión. Todo cambio tiene que ser a mejor. Y ahora con Gary Neville solo puedo ver la botella medio llena. Me empapo de las buenas referencias venidas de Gran Bretaña, donde no paran de asegurar que se viene a Valencia el mejor entendido y lector del fútbol. Un erudito de la materia. Un estudioso de este deporte al que solo le falta mostrar en el currículum sus batallas como primera espada. A mí eso, la verdad, me preocupa poco. El mayor problema de llevar un vestuario es la gestión propia del grupo, la parte meramente humana. Gestionar los egos de unos chicos jóvenes a los que la vida les dio la condición de privilegiados, siendo expuestos a un público exigente, que no tiene que ser entendido y que condena a la mínima. 

Los conocimientos tácticos están fuera de toda duda, a nadie se le ocurre cuestionar eso del Diablo Rojo. Aquí, la clave es ver si se ha acertado en el diagnóstico. La Presidenta se hartó de repetir lo de "necesitamos un líder", y en eso estamos. Saber llevar esta plantilla a nivel humano, y que el grupo quiera acompañar al que les dirige, algo que quedó claro hacía tiempo que dejaron de hacer con su anterior jefe. Voro ha hecho más de líder que de entrenador en sus pequeñas apariciones. Tácticamente un par de ajustes, poca cosa, y mucho incidir en lo que no se debe hacer. Motivar, en días, a un equipo con dudas y sin ideas, basándose en mimar a unos chicos cansados de ser azotados, y hacerles creer que la situación es reversible y que lo pueden hacer mejor.

El control del vestuario empezó en el momento que Gary no ha querido interferir en los días de mandato de Voro. Respeta los plazos y los momentos. Su trabajo empezaría días más tarde y creo que todos han sabido apreciar ese gesto. Ahí empezó a liderar el grupo. A ganarse la confianza de la plantilla. A dominar el vestuario. Escuchar es una de las capacidades más importantes que un líder puede decidir desarrollar, y Gary, nada más llegar a Valencia, así lo entendió. No quiso traerse a su equipo. Se gestionan las cosas, se lideran a las personas

Lejos de las telarañas de Mendes, con un Lim convencido de que Gary Neville es el nuevo Guardiola, sin Nuno... Mestalla, y el valencianismo en general, se recupera de un letargo enfermizo. El famoso gigante dormido era ya un gigante en coma, sin atisbos de recuperación con los brazos cruzados. Dando gritos de necesidad inmediata. Ahora nos encontramos con una atmósfera en vías de regeneración. La alegría perdida en los últimos meses, reencontrada con un golpe de timón en forma de despido, bocanada de aire fresco desde Inglaterra, para así retomar una comunión entre equipo y fans, tan anhleada por ambos, como necesaria. Ara, més que mai, Junts Tornem


Óscar
@HinchaVCF
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