domingo, 30 de agosto de 2015

De fichajes, cracks, y demás agoreros

Nayra
Acostumbro, en contados períodos de tiempo y por rachas muy puntuales, tomarme el "Gin-Tonic de la victoria" cada vez que el Valencia ganaba un partido, o una eliminatoria. Mis seguidores más antiguos en Twitter lo pueden recordar. Hoy, esta noche, y acompañado de mi preciosa mujer, este combinado de ginebra que estoy saboreando no va por una victoria, debería renombrar el Hashtag por el de "el Gin-Tonic del fichajazo", o algo así. La verdad es que la ocasión lo merece. No todos los días, ni todas las temporadas, incorporamos a un jugador de primer nivel como el tunecino Abdennour. Pero más que por la calidad del jugador, por lo que significa en estos días tan convulsos en redes sociales valencianíes, que finalmente los de Meriton hayan traído a esta joya tan deseada. 

En Valenciastan sufrimos de un virus que se contagia con una velocidad vertiginosa, y que por más mascarillas que nos pongamos siempre quedaremos expuestos a su ataque. El agorero está infectado por él, y los síntomas son inequívocos a la vista de cualquiera. Siempre disconforme, crítico sin argumentos, negativo por naturaleza, cansino para los de aquí y sorprendente para los de fuera. Esta especie está azotada por el pesimismo con látigo incansable sin capacidad alguna de avergonzarse de sus incongruencias más disparatadas. Máxime, cuando los acontecimientos los desenmascaran sin piedad, pero lejos de reconocer su apresuramiento y error, atacan con otra descabellada idea. 

La eterna discusión de si fichar a un crack o una promesa se dilata tanto en el tiempo, y no es creación en exclusiva de los aficionados del Valencia. Claro que todos queremos cracks, pero debería dar igual si el crack viene formado o se hace desde el primer día al llegar a Mestalla. Romario era un crack hecho, pero no jugó aquí como tal. Otamendi era un suplente en el Oporto, y jugó aquí como el mejor central del mundo. Es así de simple. Promesa o realidad, lo que queremos es que juegue bien en el Valencia. Que históricamente el jugador contrastado no ha resultado de gran nivel en nuestro equipo es una realidad tan constatada como irrefutable. Que las grandes ventas son cracks cocinados en nuestro club, otra.

Me sorprendía, hace un rato, el tweet de Héctor Gómez donde decía que el martes en Mónaco "le dijeron" que vendría un gran jugador, y que hoy ha podido confirmar que no le mentían. Tengo pocas cosas claras en este mundo del fútbol, porque es un deporte que nos acostumbra a sorprender por lo rápido que se mueve con el paso de los años provocado por los tiburones del mercado, pero que Meriton no ha venido aquí a hacer el "paripé" es algo muy cristalino para mí. Dudar de un grupo de personas que han crecido empresarialmente a base de trabajo, constancia y buen hacer, es apostar a perdedor. Puedo entender, y es comprensible, cierta desconfianza a lo desconocido, pero su curriculum, historia, referencias y el crecimimento público y notorio de Meriton es incuestionable como para asegurar cruel y vilmente que "éstos han venido a llevarselo todo".

Los de Singapur solo han prometido una cosa: humildad. Trabajar siguiendo unas pautas y directrices en las cuales creen firmemente. Con seguridad y confianza en lo que hacen. Teniendo claro el objetivo marcado como institución (asemejando el club a una empresa para darle más valor) y el deportivo (de aquí a 3 años ser un equipo competitivo a primer nivel). Llegar a lo máximo desde cero. Me encanta esta frase. Dice tanto en tan poco... Todo lo demás es inventado. Nadie ha prometido fichar cracks mundiales desde el minuto uno, y nadie juró campeonatos el primer año. Constancia. Paso a paso, poco a poco. Todos juntos.

Estoy harto de los que acusan sin saber, sin ni siquiera tener la mínima decencia de querer documentarse para poder opinar con cierto criterio. Atacan con el "fuego a discreción". Embarazan con la "eyaculación precoz". Tropiezan a tu lado con "la copa llena". Te manchan y no te piden perdón. Molestan, porque critican destruyendo. Sin construir. Sin poner un solo ladrillo. Y así es complicado convivir entre tanto aficionado a un equipo, con el supuesto deseo común de llegar a ese "máximo". La idea de que todos queremos que el Valencia gane queda manchada y cuestionada al leer continuamente el apocalipsis a orillas de Mestalla. La acusación barata y sin sentido a los de siempre, cuando (y esto es lo peor) antaño callaban los chanchullos de los de antes. Ésos que se marcharon a gorrazos y que planean volver.

Ésos sí que no ponían ni uno. Y a las críticas del presente hay que acompañarlas de los vaticinios más negros y pesimistas. Todos ellos aseguran que no seremos cuartos, o que no pasaremos la previa, ahora que no pasaremos la fase de grupos... y los más osados flirtean con la idea del descenso. ¡Cómo no!. Desde hace (más de) un año se equivocan una y otra vez, pero lejos de sus sonrojantes errores insisten en sembrar las flores del mal. Conforme se van desarrollando los acontecimientos, las cosas van acabando en su sitio. Peter Lim no es tonto. No puede ir a base de improvisaciones, eso es algo impensable en alguien que era hijo de un pescador y se ha hecho multimillonario. Ellos tienen sus planes, A, B y si me apuras C, D y E (como las vitaminas). Están sobradamente preparados. Lo que pasa es que son de otra cultura, que quizás choque con nuestra mentalidad pero (y sobre todo) por eso nos puede sorprender, para bien o para mal.

Que el primer año está aprobado es indudable. Meriton cogió a un Valencia (casi) arruinado, tanto institucional como deportivamente, y ahora mismo es un equipo en Champions League, que preocupa a sus rivales y que ficha a jugadores de primera línea, peleándose por ello con clubes de primer nivel. Que Mendes sea el gestor puntual de algunas negociaciones, como favor personal a Lim o como empleado eventual, a mí me da igual. Si el dueño del Valencia le pide a su amigo (que es el mejor agente de jugadores de fútbol del mundo) que medie en una negociación en favor de los intereses del Valencia CF para mí es beneficioso y no perjudicial. Y que el portugués no sea empleado oficial del club es hasta totalmente razonable. Pero su aportación en las reuniones yo solo las concibo como positivas.



La foto de la nota oficial del club anunciando el fichaje de Abdennour es un claro mensaje de "aquí estoy yo". Por supuesto que con su grupo detrás de Meriton, que al fin y al cabo son los que trabajan en el día a día. ¿Alguien en su sano juicio puede pensar, desinteresadamente, que al de Singapur no le interese que al VCF le vayan bien las cosas? Da igual si trata con Mendes o con Rita la Cantaora. El problema es que si Mendes mediara en los fichajes de otro equipo estaríamos diciendo que aquí no tenemos a gente "con mano" que nos ayude a convencer a los futbolistas promesas o de élite a que vengan al Valencia. Y cuando lo tenemos pensamos que la mano que nos echa es "negra". Podemos estar toda la vida pensando mal, querer jugar a adivinadores apocalípticos, ser xenófobos, cuestionar la capacidad empresarial de Layhoon por no saber castellano, dudar del deseo de Lim de ser campeón de la Champions porque su verdadera intención es hacer (más) rico a Meriton arruinando al VCF... Pero entonces dejemos a éstos en el Lado Oscuro de las Redes Sociales.

Y mientras, los neutros como yo, (que lo único que hacemos es esperar acontecimientos para opinar, y que estando al otro lado de la barrera no criticamos sin saber porque sencillamente no sabemos como para poder opinar y criticar, y preferimos ser positivos a negativos, porque con la ilusión con la que vivimos el Valencia CF y sus partidos, y su historia, y su futuro) entendemos que es mejor ver las cosas desde el lado blanco que del negro, de nuestro blanquinegro corazón.

Óscar
@HinchaVCF
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lunes, 24 de agosto de 2015

El profe colega

Nayra
Retomo la escritura en el blog. Lejos de la polémica con respecto al comienzo de temporada, y huyendo (casi cobardemente) de todo lo relacionado al "maravilloso" mundo de entrenar y hacer alineaciones, y justo unas horas antes de desplazarme a Mónaco, me gustaría salir de la vorágine en la que está Valenciastán inmersa con tópicos futboleros y típicos debates sin sentido. Me apetece hablar, más que de algo, de alguien, aunque cualquier "alguien" al final te lleva a un "algo". Porque las personas y los entornos conviven, para bien o para mal. Es así.


Ian Cathro era el ayudante de Nuno, y tras una única temporada en el Valencia decidió abandonar Mestalla para volver al Reino Unido, ahora como segundo en el Newcastle. Aunque se decía que podía enrolarse en el Rangers (de su natal Escocia), como primer entrenador, finalmente no fue así, y nos dejó para seguir siendo ayudante. Nada que objetar. Los motivos oficiales eran "personales", así que no soy nadie para cuestionar una decisión con este peso argumentativo. Así las cosas, el puesto quedaba libre y fue Philip Neville quien lo ocupó. 

Nada más oir el nombre me vino a la mente a su hermano. Gary, era un lateral derecho que yo en un juego de Manager de fútbol de PC a  mediados de los 90 intentaba fichar nada más comenzar la primera temporada, junto con Cañizares (portero del Madrid en esa época). Inexplicablemente me era más fácil fichar al inglés que al de Puertollano. Toda una vida en el Manchester United. Más de 600 partidos, algunos (pocos) goles. Y el peso de por vida en sus espaldas de tener y mantener el apellido de una leyenda, ya no solo en el United, sino en el fútbol inglés, europeo y mundial. Porque a los Neville les conoce todo aficionado al fútbol. 

Algunos de esas temporadas, Gary, las pasó con su hermano Phil. Éste pasó nueve años en el ManU, y ocho en el Everton. Títulos ha ganado unos pocos, incluso una Champions (la famosa en el último minuto remontando al Bayern en el Camp Nou en 1999). Varias Premiers, FA Cup, Comunity, incluso una Intercontinental. Como jugador lo sabe todo, fue peón del Ferguson novato, y su aportación para los banquillos puede ser más que productiva aquí en Valencia. Veinte años como profesional debería ser más que suficiente como para pensar que el cambio por Cathro no caerá en situaciones traumáticas, sino todo lo contrario. A mí, si me preguntan, me da en la nariz que salimos ganando.

Y no porque ponga o pusiera en duda la capacidad del ya Ex ayudante de Nuno, ni mucho menos. Pero creo que en metodología la aportación del de Manchester es mucho más jugosa, si se me permite la expresión. Ideal para jugadores jóvenes, con hambre, pero que necesitan de un guía amigo, alguien en los que siempre ver una mano tendida como ayuda incondicional. El tío guay, el que siempre juega con su sobrino, le permite los caprichos nunca permitidos, la cara afable, el amable y generoso, simpático y juguetón. Y que a la vez es el que consigue llegar más al jugador, dando esos consejos y "órdenes en cubierto" del que sabe que a él, por su complicidad con el futbolista en el día a día, no le pueden negar.

Tiene liderazgo, porque el liderazgo es el arte de influir sobre la gente para que trabaje con entusiasmo en la consecución de objetivos. Y lo hace con alegría. Le pone una sonrisa al mandato serio de "el jefe". Da confianza para conseguir la exigencia necesaria en los jugadores, ésa a la cual todos nos aferramos para alcanzar los ansiados objetivos de ganar títulos. Todo a su tiempo.
Sabe bien de esto, y por eso asegura que el futbolista joven con hambre no conoce la presión porque su inexperiencia le impide conocer la ansiedad, así como el peligro.
  
Phil viene de la mano de Lim. Ya es socio del magnate en el Saldford City y aporta cosas más allá de lo futbolístico. Viene para mejorar  como entrenador en rodaje. Desea conocer otra cultura fuera de Manchester e Inglaterra, con el consenso de su familia y sus dos hijos que aprenden castellano. El reto de venir a un grande de Europa empezando desde cero, para conseguir lo máximo, junto a unos jugadores que tienen que crecer a su lado. A nivel personal me ganó, no solo por sus imágenes y anécdotas simpáticas ya relacionadas con el Valencia (como esa corrida a primera hora en la playa que informó en Twitter) sino por otras facetas y creencias del inglés como la defensa de los animales.

Es vegetariano, basa su alimentación en proteínas a través de semillas, vegetales y cacahuetes, entre otros. Cercano al PETA (organización sin ánimo de lucro que lucha por el trato ético a los animales), defiende firmemente la necesidad de no maltratar de ninguna manera a ningún animal. Y a mí con eso, como persona, me tiene ganado. Pero además transmite una ambición y ganas de triunfar aquí como las que puede tener un chaval de 17 años venido de Vigo para jugar en la Champions. Tener la opción de codearse con los más grandes teniendo el punto de mira en ganarlo todo, a medio o (no tan) largo plazo.

Phil es lo que se suele decir el "poli bueno". El que estará cerca del futbolista. Creo que Nuno no está tan lejos de ser esa parte amable de los que mandan, pero sí que mantiene su posición más seria, bien fijada en lo que debe ser el que marca el ritmo, más para lo malo que para lo bueno. Es ahí, en lo bueno, donde Neville debe poner su mano izquierda y gestionar el grupo positivizando la atmósfera. Trasladando las órdenes del jefe con una sonrisa. Dando lecciones con simpatía, siendo el profe colega. 
Habiendo sido lateral derecho, quizás, le valga a Barragán.

Óscar
@HinchaVCF
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jueves, 6 de agosto de 2015

Nayra, de corazón

Nayra
Hay muchas maneras de definir a una institución deportiva, pero hay frases típicas que nos inundan y que utilizamos en exceso, la mayoría de veces sin sentido, solo porque estamos hartos de oirlas y necesitamos utilizarlas de alguna manera sin casi excusa. Sin ir más lejos está la archiconocida "más que un club". ¿Quien no la ha oído y, a su vez, expresado? Sobre todo para calificar al cub de sus amores. Pero ¿qué es un club? y ¿por qué somos capaces de asegurar que el "nuestro" es más que eso? Tópicos y amores. Los humanos somos muy sencillos, a veces. Y muchas veces.

La definición de "club" es muy básica: grupo de personas con fines comunes que toman parte de actividades recreativas, deportivas o lúdicas. Si te atañes al de uno de fútbol, lo simplificas más: un equipo de fútbol con alguna estructura jerárquica organizativa detrás. Al final son once tíos que tienen que marcar más goles que otros once tíos, en 90 minutos. Fin de la cita. Pero en realidad hay más cosas, y ya no solo te gusta sentirte identificado por unos colores sino que sumas el valor añadido de otras representaciones que te aporta "tu" club, las apariciones de sus embajadores en según qué sitios y en según qué momentos. Y sobre todo el porqué estar ahí y para qué. 

Por desgracia algunos clubes aprovechan su nombre, y la masa social que les sigue deportivamente, para hacer fuerza en ámbitos políticos, lejanos de cualquier objetivo vinculado al deporte en sí. Otros demuestran afinidades e intereses por sus entidades colaboradoras y amigas. La manera obligada de gestionar acciones y asambleas manipuladoras que no permitan al socio cercano el más mínimo movimiento que altere o haga peligrar el mandato del "gran accionista". El problema principal es que el fútbol genera unas cantidades de dinero estratosféricas, tales capaces de montar auténticas campañas devoradoras y matar de un plumazo el placer del "hincha" de sentirse identificado con los famosos valores de su club. Al final es eso: valores. Quieres que tu equipo gane partidos, pero también que la dirección del club lo haga con una filosofía decente y de la que todos nos podamos sentir orgullosos.

Hasta ahora no entraba a concretar en el Valencia CF, porque quería hacer una introducción del concepto de club en el desconcertante fútbol moderno. Pero creo que todos podemos estar bastante contentos de cómo en los últimos tiempos nuestro club nos ha reconquistado con actos de los que sí podemos estar orgullosos y decir bien alto "soy del Valencia". Porque sí es verdad que no solo es cosa de marcar goles dentro del campo, también hay que meterlos fuera, y mostrar a todo el mundo que un club de fútbol puede aportar valores lejos del verde cesped.

Con la llegada de Meriton, y el concepto empresarial entre manos, el objetivo social quedaba entre las primeras necesidades para el crecimiento de la marca VCF. Sorprendía un vídeo colgado por Kim Lim donde la familia colaboraba en labores de recogida de alimentos y ropa, con un Peter mostrando al mundo las bermudas del Valencia. Su humilde, sencilla y silenciosa manera de clamar al mundo "El Valencia también está aquí y os ayuda". Pero sin duda, la aparición de la historia de Nayra en el entorno valencianista, fue el que (para mí) marcó definitivamente un punto de inflexión. Con Nayra yo sí tengo claro que el Valencia es más que un club.

Y lo es porque mira por la gente. La carta de sus padres, a finales de 2014, nos hacía estremecer a todos. La situación desesperada de Jose y Arantxa, agarrados a un único y obligado clavo ardiendo. Lejano. Y caro, muy caro. La vida de una niña estaba en juego, el latido de su corazón cada vez sería con menos fuerza por culpa de una caprichosa y letal enfermedad que les obligaba a mirar, paradójicamente, al país de las oportunidades. Es curioso que en España, a la vanguardia de la medicina, se dieran por vencidos y quedara el caso como algo perdido. Para unos padres oir eso debe ser terrible.

En enero el Valencia dijo "aquí estoy yo" y todos teníamos claro que la operación se iba a poder hacer. Las opciones económicas, de nulas, pasarían a ser  a más que factibles, con un club detrás del tamaño y la capacidad del VCF, y más con el apoyo de Meriton. 700 mil euros es una cifra más que inalcanzable para una familia trabajadora. Hablamos de unas cifras que en circunstancias normales no aspiras a lograr en los plazos necesarios que impone una enfermedad de pronta caducidad. Es necesaria la colaboración de entidades e instituciones que miren más allá de sus intereses empresariales.

Después todo quedaba a espensas de la cirugía, epicentro de todas nuestras esperanzas. Recaudar todo el dinero necesario no era más que un paso para poder viajar a EEUU e intentar lo que aquí parecía no posible. La pequeña Nayra tenía que poner también de su parte. Sus fuerzas y ganas de vivir serían fundamentales. La motivación que podía darle el club y el entorno valencianista (gracias en gran parte por las redes sociales) sería otro punto de apoyo más. 
La portavocía de Manu en Twitter nos iba contando en detalle toda la evolución. Sería un período largo y tenso. Agónico, para unos padres cansados de tanta lucha, pero obligados a mantener la entereza de esa lucha por su hija. 

Nuestro club, que es algo más que eso, se implicó en el caso y dejó claro que no solo de goles va a vivir nuestra entidad. Los valores son, ahora más que nunca, cimientos fundamentales en nuestro día a día. Por él muchos vivimos el caso como si de ua final de la Champions se tratara. Todos estábamos volcados y deseosos de un pitido final con resultado a favor. Sabíamos del partido nada fácil y del rival complicado, pero, como cada temporada, a ilusión no nos gana nadie. Desde España animábamos con fuerza y Manu finalmente nos contó que todo había ido bien, que todo había merecido la pena. Ya solo quedaba descansar y poder volver a casa. La Copa la traían de vuelta. Nayra era el gran trofeo, con vida, con fuerza, feliz..y junto a ella Jose y Arantxa, sus luchadores. Y ahora también Nala! Nala será una inmejorable compañera de vivencias y secretos inconfesables.
Nayra

No sé hasta qué punto la pequeña ha sido, y es consciente, de lo que ha ocurrido y cómo ha ocurrido. Solo su familia y ella misma lo sabrán. Para nosotros, además del positivo desenlace de esta historia es que todos podremos ovacionar a Nayra en persona mientras le da una patada a un balón en el campo que, a buen seguro, ya comienza a sentir como "su estadio" el de "su equipo", el de "su club". Ese club que ejerció de algo más que un club.
Nayra, de corazón: Bienvenida a Mestalla.

Óscar
@HinchaVCF
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